Las personas, y sus necesidades, van evolucionando con el tiempo y de igual forma la manera que se relaciona con su entorno. Debido a esto, las ciudades se tienen que ir adaptando a estos cambios para poder otorgar una calidad de vida adecuada a sus habitantes. Sí una ciudad no logra satisfacer las necesidades de sus habitantes, está destinada a morir. La clave para mantener una ciudad viva, no esta en concentrarse en construir las infraestructura para las necesidades actuales. La infraestructura que cubra las necesidades actuales debe de ser mantenida, o adaptada cuando sea necesario. Todo proyecto de infraestructura que se planee, tiene que tomar en cuenta las necesidades futura. Ya que el tiempo que lleva completar muchos de estos proyectos es tal, que su vida útil si solo se considera el presente se ve reducida substancialmente sí no se proyecta a futuro. Las ciudades tienen que balancear el presente con el futuro, de otra manera estas morirán al perder a sus habitante...
Plantando semillas para construir un mejor futuro.