Con las acusaciones a Ricardo Anaya por lavado de dinero , se ve la triste realidad de la política. Es prácticamente imposible no encontrar algún candidato a cualquier puesto, que no tenga alguna conexión o acusación que lo ponga en tela de juicio. Aparentemente, ninguno de los partidos políticos puede postular a candidatos que no tengan conexiones directas, o indirectas, con algún tipo de problema legal por malos manejos de dinero. Lo triste, es que el mismo sistema promueve la corrupción en si, o algún manejo turbio de dinero de diversas procedencias. Es triste, además de que desalentador, el que para poder acceder a un puesto de elección popular es necesario repartir dinero o prometer puestos a personas claves. Lo cual pone la integridad del los candidatos desde antes que sean elegidos, porque ya se deben a diversos grupos de interés que les permitieron llegar a ser candidatos en primer lugar. Tenemos un sistema podrido, incluso corrompido por grupos de interés diverso...
Plantando semillas para construir un mejor futuro.