Es algo irónico, incluso contraproducente, que una mayoría solo exige los derechos que tiene como ciudadano, pero no cumple con las obligaciones que vienen con la ciudadanía.
Los derechos y las obligaciones que trae consigo el ser ciudadano, no pueden ser separados. Nuestros derechos no se pueden vivir plenamente si no cumplimos con nuestras obligaciones de igual manera, ya que en nuestros derechos provienen del cumplimiento integro de las obligaciones que tenemos como ciudadanos. Y solo al cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos, es cuando podemos exigir nuestros derechos.
A menos que todos los ciudadanos cumplamos con nuestras obligaciones, no podemos exigir que se garanticen los derechos de todos los ciudadanos. El tratar de desvincular los derechos de las obligaciones, es el mejor camino para que no se pueda garantizar un estado de derecho para todos.
Es cierto que hay excepciones, ya que hay individuos que por diversos motivos no pueden cubrir con todas sus obligaciones. Por esto, deben de existir los mecanismos para que estos individuos puedan cubrir con sus obligaciones conforme a sus habilidades, mientras sus derechos son respetados a cabalidad y puedan vivir plenamente.
Por esto es necesario que las obligaciones requeridas para adquirir los derechos que trae consigo ser ciudadanos, estén dispuestos de una manera clara. Para que de esta manera, todos los ciudadanos podamos cumplir con nuestras obligaciones y así poder tener acceso a los derechos que se nos otorgan.
Hasta que todos pasemos a cumplir con nuestras obligaciones, no podemos aspirar que los derechos de todos estén garantizados. Es fácil exigir los derechos, pero no todos queremos cumplir con las obligaciones adquiridas con dichos derechos.
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