El decir que la globalización es la cura, o el origen, de todos los problemas a los cuales las sociedades se enfrentan en la actualidad es miope en el mejor de los casos. La globalización no es ninguna de las, aunque si a solucionado algunos problemas mientras ha creado otros.
La globalización puede, y debe, de respetar los rasgos que hacen a cada sociedad única. De hecho, debe de poder adaptar los rasgos positivos de cada sociedad para que puedan ser adoptados por otras que puedan beneficiarse de ellos. La globalización debe de ayudar a que todas las sociedades puedan aprender una de otra, e integren lo que les beneficie de lo que se aprenda.
El destruir lo que hace a cada sociedad única no debe de ser el resultado de la globalización, sino que todas se puedan beneficiar de las fortalezas que ofrecen las otras sociedades respetando la identidad única de ellas.
Todas las sociedades cambian con el tiempo, adaptándose a las nuevas realidades a las cuales se enfrentan. Lo que ofrece la globalización es acceso a lo que otras sociedades han aprendido al enfrentarse a las nuevas problemáticas. Esto ofrece oportunidades únicas para facilitar la resolución de las nuevas problemáticas al adaptar las diferentes soluciones a las necesidades de cada sociedad.
La globalización no es el enemigo, el tratar de verla como la cura o el origen de todo lo malo a lo cual nos enfrentamos es el enemigo.
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