Se habla mucho de como el sistema actual, a pesar de lo que muchos digan, no representa los intereses de la mayoría. El poder se concentra en manos de unos pocos, el resto queda a las afueras solo llamado para aparentar que tienen voz y representación en los órganos de toma de decisiones.
Aunque ya hemos visto lo que pasa cuando nos organizamos, y hacemos nos hacemos sentir, aun veo cierta apatía y resignación para tomar alguna acción para tomar las riendas del poder.
Hay una gran división y desconfianza por parte de la ciudadanía, no solo a los políticos, sino también a la misma ciudadanía. Esperamos recibir deshonestidad, que nos traten de engañar a cada paso. No importa cuantas veces veamos que la mayoría de las veces veamos lo contrario, no vemos más que personas que tratan de engañarnos de un modo.
Vemos más por el beneficio personal, que por el beneficio colectivo. Hemos perdido de vista que ambos van de la mano, uno depende del otro para lograr que obtener el máximo beneficio tanto para el individuo como para la comunidad.
En lugar de construir consensos, que nos lleven a un lugar mejor, construimos paredes que dificultan la construcción del bien común.
No importa quien quede como el líder, o presidente, sino cambiamos la forma en que hacemos las cosas nosotros mismos las cosas no cambiaran. Las cosas se encuentran en el estado actual no solo por lo que han hecho quienes ostentan el poder, también por lo que hemos dejando de hacer desde la sociedad misma.
La pasividad mostrada por la ciudadanía ha ayudado a que las cosas estén en el estado actual.
No es necesaria una revolución armada, de hecho es poco deseable. Lo que necesitamos es un cambio de actitud, y en la forma en la cual actuamos. Dejemos de ser actores pasivos, que solo entramos en acción para votar. Hay que trabajar de forma constante para construir el país que queremos.
Sí no somos nosotros, nadie más lo hará.
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