Es causa de indignación, más no de sorpresa, que los lideres de los partidos políticos pongan a la venta ciertas candidaturas a puestos de elección popular. Dejando las más jugosas para ellos mismos, o para quienes puedan controlar, y así satisfacer sus propios intereses.
Pero lo que triste, es que la mayoría de la gente no pasa de la indignación. Se conforman con señalar que esto es mal, y lamentar el estado en que nos encontramos. Pero cuando llega el día de ir a la casillas a votar, nos resignamos a que no hay mejor y votamos por quienes no harán nada para dar las respuestas a nuestros problemas.
¿Pero realmente no hay una mejor opción? ¿Acaso no se puede generar una mejor opción que provenga de la ciudadanía?
La respuesta que si la podemos generar, pero lo que falta es la voluntad para generarla. Nos quedamos con la excusa de que más vale malo conocido, que bueno por conocer. Y al hacer esto, nos negamos de la posibilidad de lograr algo no solo mejor, sino darle solución a los problemas que nos aquejan.
Ha llegado el momento de recuperar las riendas de nuestro destino, y hacer valor nuestro poder de dirigir nuestras vidas en el camino que elijamos recorrer. Quienes ostentan el poder han demostrado desinterés o incompetencia en lograr formar un país en el cual todos realmente contemos, y donde realmente exista un estado equitativo para el desarrollo de las personas.
Para que las cosas se den como queremos, tenemos que participar activamente para que así sea. Nadie tiene un mayor interés en solucionar tus problemas, que tu mismo. Sí no haces algo por lograr que se de eso que estás buscando, nunca sucederá.
Las repuestas a los problemas a los cuales nos enfrentamos están en nosotros mismos. Y nadie esta en mejor posición para lograr solucionarlos que quienes nos enfrentamos a ellos de forma constante.
El cambio se puede lograr, pero requiere que todos actuemos de manera constante en la construcción de soluciones. Tenemos la capacidad de lograr los objetivos que pongamos, hay que trabajar por que así sea.
Nada es imposible, y menos cuando se lucha para que las cosas se den.
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