Al parecer la única solución que el gobierno encuentra para poder cumplir es aumentar los ingresos, y pocas veces se ve que realmente haga esfuerzos hacer un uso más eficiente de los mismos antes de considerar el aumento.
De todos los programas que dicen implementar para aumentar la eficiencia del uso del dinero que recibe de los impuestos, prácticamente ninguno logra lograr el objetivo del todo. Ya que en la mayoría de los casos, dichos programas no están implementados de tal manera que realmente logren su objetivo.
Casi siempre, no se centran en programas donde son necesarios o no se aplican el tiempo suficiente como para que tengan el impacto deseado. Lo peor es que incluso parece que no fueron diseñados para que cumplieran la función de hacer la implementación de los recursos más eficaz, sino para que se pueda decir que al menos intentaron hacer algo.
Antes de pensar en aumentar los impuestos, el gobierno esta obligado a primero desmostar que esta haciendo el uso más eficiente de los mismo. Lo cual ha demostrado todo lo contrario, quejándose los miembros del mismo gobierno del mal uso que se les da a los recursos que les genera el cobro de los diversos impuestos.
Esta ineficiencia en el uso de los impuestos se ha vuelto en un arma política, usada para atacar a los oponentes en lugar de hacerla desaparecer. Muchos políticos parecen tener fobia a que se les obligue a tener que rendir cuentas claras, ya que con eso tendríamos las armas para obligarlos a desaparecer las ineficiencias de las cuales se apoyan para continuar con el es statu quo.
Para que las cosas cambien, no tenemos que exigirles que sean eficientes con el uso de los recursos que tienen a sus deposición. Tenemos que obligarlos a que el uso eficiente de los recursos a su disposición sea la norma, y que su uso sea en el beneficio de la sociedad a la cual sirven.
Es posible hacerlo, pero hay que pasar a la acción para hacer de esto una realidad.
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