miércoles, 20 de junio de 2018

Sistema político podrido, engendra candidatos podridos.

Con las acusaciones a Ricardo Anaya por lavado de dinero, se ve la triste realidad de la política. Es prácticamente imposible no encontrar algún candidato a cualquier puesto, que no tenga alguna conexión o acusación que lo ponga en tela de juicio.

Aparentemente, ninguno de los partidos políticos puede postular a candidatos que no tengan conexiones directas, o indirectas, con algún tipo de problema legal por malos manejos de dinero. Lo triste, es que el mismo sistema promueve la corrupción en si, o algún manejo turbio de dinero de diversas procedencias.

Es triste, además de que desalentador, el que para poder acceder a un puesto de elección popular es necesario repartir dinero o prometer puestos a personas claves. Lo cual pone la integridad del los candidatos desde antes que sean elegidos, porque ya se deben a diversos grupos de interés que les permitieron llegar a ser candidatos en primer lugar.

Tenemos un sistema podrido, incluso corrompido por grupos de interés diversos, que promueve que los candidatos que provienen de los partidos políticos establecidos ya vengan sesgados hacia ellos solo para poder llegar a la candidatura. Las cúpulas de los partidos políticos son quienes tienen el control real sobre quienes serán los candidatos, mientras que los miembros de los partidos solo son usados para validar la decisión hecha por quienes ostentan el control de cada partido.

Esto seguirá así hasta que la sociedad civil los obligue a poner realmente a candidatos que la represente.

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