Una de las principales falacias del libre mercado, es que los mercados se pueden auto-regular a favor de los cliente. La historia demuestra que los que ofertan harán todo lo posible para que el mercado los favorezca sobre los cliente, a menos que se les obligue a no actuar de dicha manera.
Si no hay normativas que los obliguen no solo a actuar de manera de que no dañen a sus propios consumidores, sino a que tengan que competir entre ellos al no poder crear monopolios, actuaran de manera de crear que las condiciones que les den los mayores beneficios.
Un libre mercado sin normativas no puede existir, ya que el libre mercado siempre tendera a beneficiar a unos cuantos que son dueños de los medios de producción. Esto no significa que la única respuesta es el socialismo, o una economía planificada, pero siempre habrá que delimitar los limites dentro de los cuales los productores y prestadores de servicios deben de competir. De no ser así, los consumidores siempre se encontraran en desventaja.
El libre mercado no puede dejarse a que los productores, o prestadores de servicios, se auto-regulen sin que se les delimite de alguna manera.
No todos los mercados son iguales, así que el nivel de regulación normativa no será el mismo para todos. Incluso dentro de un mismo país, no todos lo mercados puede tener el mismo nivel normativo, todo depende de los actores que participen dentro de cada mercado.
Así que el libre mercado, solo puede ser tan libre como el nivel de protección a los consumidores tenga que ser.
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