El pensar que la medida el éxito a la cual todos se deben de ceñir es aquella que cada uno de nosotros tenemos, es tanto triste como inviable. Cada individuo decide por si mismo que es el ser exitoso, por lo tanto dicha medida varia de acuerdo a lo que cada individuo decide a que llamar como éxito.
De igual manera, el pensar que una persona este mal por estar satisfecha con lo que el considera como éxito no es saludable. A la única persona a quien debe de satisfacer tu medida del éxito es a ti mismo, y llegar a el depende de nadie que no sea de ti mismo.
El forzar a otros a tomar tu medida de lo que significa ser exitoso para poder estar satisfecho con lo que ha logrado, no hace más que alegar a los demás de ti y acercar a la soledad. En lugar de tratar de forzar a los demás a ser como tu quieres, construye tu camino para que te lleve a donde quieres y haz lo posible rodearte de personas que tengan en común contigo lo que significa el éxito.
Esto es una calle de doble sentido, ya que tu tampoco estas obligado a seguir un camino a un éxito que no te satisface por que otros te los pidan.
Lo único a lo cual estamos obligados, en cierta manera, es a no lastimar a los demás o a no atentar contra su derecho a ser felices. Mientras sigamos nuestro camino respetando a los demás, nadie tiene derecho a dirigir nuestra vida de manera alguna.
Busca el éxito que llene tu vida de satisfacción, y le de el significado que le quieras dar a tu vida. Cualquier éxito que no se consiga sin que te de estas cosas, es un éxito vacío y que no vale la pena conseguir. La luchar por lograr tus metas, solo es realmente digno si te da aquello que te de la satisfacción de haber lograr aquello que te hace feliz.
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