Cuando una persona termina su carrera profesional como deportista y se le tienen que recordar sus obligaciones como presidente municipal, no solo habla mal de esa persona. También habla mal de la sociedad que lo eligió, ya que solo lo eligió debido a su popularidad no porque fuera la persona adecuada para el puesto.
Una cosa fuera que solo se hubiera presentado el día del partido a recibir su despedida, pero no es posible que deje su puesto una semana para entrenar para jugar un partido.
No es posible que se le de más importancia a ser un futbolista, que al ser presidente municipal o cualquier puesto en cual se represente la voluntad popular. Una vez que se toma un puesto de representación popular, es un trabajo que requiere toda la atención de la persona que lo toma y tiene que ser tomado en serio.
Es irónico que muchos se quejen de porque quienes llegan a un puesto de elección popular se quejen que no lo tomen con la seriedad debida, defiendan cosas como lo que hizo Cuauhtémoc Blanco. Una vez que llego a ser presidente municipal, tiene que trabajar por el bien del municipio por el cual fue elegido. Que haya sido un futbolista pasa a segundo plano, ya que su faceta como servidor publico pasa a ser mucho más importante.
Mientras la máxima que al pueblo pan y circo sea correcta, no podemos realmente pensar en una sociedad justa. Para que realmente tengamos una sociedad justa, la sociedad tiene participar activamente en la política y dejar de darle más importancia al deporte de la que realmente tiene. El deporte es importante, pero no es más importante que el actuar de los servidores públicos que tienen el poder de mejorar la calidad de vida de la gente.
Al final del día, el deporte solo es una distracción.
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