El conocimiento no es lujo, por lo tanto el acceso a este no debe de ser restringido a nadie por su condición social o alguna otra razón. Todas las áreas del conocimiento humano son un bien común, al cual cual cualquier persona que tenga necesidad o curiosidad por poseerlo debe de tener acceso a el sin ningún tipo de restricción.
Incluso se debe de hacer lo posible por animar, tanto a los individuos como a la sociedad, ha adquirir y hacer uso de tanto conocimiento como les sea posible. De igual manera, los individuos y sociedades deben de gozar de intercambiar libremente los conocimientos adquiridos entre ellos. El conocimiento es de todos, y debe de fluir de manera libre para el mejor aprovechamiento del mismo por los individuos para su beneficio y el de la sociedad.
Los centros de difusión del conocimiento deben de tener sus puertas abiertas a cualquier persona que tenga necesidad de acceder a los mismos. Incluso, en la medida de lo posible, se debe de buscar acercar el conocimiento a los individuos para que puedan adquirir aquellos conocimientos que les ayuden a mejorar su calidad de vida.
Aquellos espacios de esparcimiento del conocimiento deben tener mayor primicia en los espacios urbanos, dado su importancia tanto para individuos como para la sociedad. Deben de localizarse en lugares donde la gente pueda acudir de manera sencilla a ellos, además de invitar a su uso continuo por las personas.
Inversión en su creación, y en su mantenimiento, debe de ser prioritario. No hay motivo para que no sea así, ya mantener al conocimiento creciendo y siendo trasmitido de manera fluida entre todos los interesados.
Tanto los individuos como la sociedad, son tan libres como libres son de generar y transmitir conocimiento.
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