Lo más triste del sistema actual es que la gente esta más interesada en las formas que en el fondo, así todo se hace por las apariencias y no por lo que realmente el significado de lo que se tiene que lograr.
Al estar tan centrados en la forma en que se hacen las cosas, se olvida el porque se hacen dichas acciones. Lo que hace esto peor, es la gran resistencia a cambiar las formas para que el fondo sea lo que realmente este en el centro. La mentalidad imperante es subyugar el fondo a la forma, por lo que importa más el como se hacen las casos en lugar del por que se hacen las cosas.
Si queremos realmente cambiar las cosas, tenemos que subyugar las formas al fondo, para que así logremos que el significado de nuestras acciones sea lo más importante. El que siempre debe ser quien mande al como, y así lograr que los resultados sean los que tengan una mayor importancia. La forma en que se logre lo que queremos, no es tan importante como la razón por la cual emprendemos cualquier acción.
Esta obsesión por las formas solo ha logrado mantenernos en el mismo lugar, o incluso dar vueltas sin rumbo. La forma contiene cierta importancia, en especial para decirnos que es lo que se esta buscando hacer con cierta acción. Pero sin saber el fondo, nos hace falta la parte más importante para saber cual es el valor real de cualquier acción.
Las apariencias engañan, pero el fondo es la clave para entender la raíz del actuar de cualquier persona. Sabiendo de donde provienen las acciones, y no como se llevan acabo dichas acciones, se puede tener un mejor entendimiento de las consecuencias de las mismas.
Podemos mejorar el mundo en el cual vivimos, pero primero hay que centrarnos en el fondo para de ahí darle la forma a lo que tenemos que hacer. El querer atar al fondo a una forma dada, es la mejor manera de no llegar a ningún lado.
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