Llego el 1 de septiembre y con ello la entrega del informe de gobierno del presidente, y como todos los años las voces de los simpatizantes y detractores son las que se harán escuchar con mayor estruendo. Todo el contenido va ser visto como una vil mentira, o un lecho de rosas donde todo es perfecto.
Lo cierto, es que las dos posturas están lejos de la realidad, ya que como siempre se han hecho cosas buenas y malas. Algunas cosas se pudieron hacer mejor, mientras que otras no se debieron haber hecho sin importar los buenos resultados que aparentemente dieron.
Cuando uno observa a su alrededor, uno termina dándose cuenta que el trabajo de toda administración publica cae en una escala de grises. También uno se da cuenta que tanto simpatizantes como detractores, se centran en unos cuantos ejemplos que prueban su punto. Ignoran cualquier otro ejemplo que demuestren resultados opuestos, sin importar nada más que demostrar que ellos tienen la razón.
Es difícil encontrar quienes realmente sean balanceados, y juzguen lo que se haya hecho con un lente objetivo poniendo cada resultado donde debe de ir. Encontrar gobiernos sean totalmente buenos, o malos, es la excepción más que la regla. La gran mayoría cae en un punto intermedio, aunque lo ideal sería que su porcentaje de acierto sea algo y que sean rápidos en aceptar y en corregir sus errores.
El querer ver todo lo que hacen los gobiernos como malo o bueno, es algo que no lleva a tener una sociedad con un gobierno que pueda cumplir con el mandato de satisfacer sus necesidades y crear el ambiente propicio para el desarrollo de la misma. Hay que quitarnos esa idea de la cabeza, y comenzar a juzgar cada acción de gobierno por sus resultados.
Solo así, podremos valorar de manera de la mejor forma lo que hace el gobierno y así poder tener una mejor idea del tipo de trabajo que esta realizando. Lo principal, es dar a cada resultado su valor adecuado y medirlo en consecuencia en relación a todo lo que el gobierno esta realizando.
Ahora más que nunca, se hace vital que las voces que verdaderamente pongan todo lo que hace el gobierno en contexto sean las que se escuchen más fuerte. Con ellas, la sociedad puede tener una mejor idea de lo que el gobierno ha hecho bien, y de lo que ha hecho mal.
Una vez armada con esta información, realmente se puede dar un juicio de valor sobre el trabajo del gobierno en curso. Hay que dejar de lado esta idiosincrasia de que el gobierno lo hace todo bien o mal.
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