sábado, 26 de enero de 2013

En nuestras propias manos...

Es triste la cantidad de gente que esta resignada a que todo siga igual, incapaz de siquiera imaginar la posibilidad de cambiar su situación.

Las excusas son muchas y variadas, desde el que lo que hagan nunca marcara una diferencias hasta porque cambiar si hacerlo podría no ser mejor. Al pensar de esta manera, ellos mismos se niegan un futuro mejor. No se quieren arriesgar a construir su futuro con sus propias manos, por el miedo a que algo salga mal.

Lo peor es que estás ataduras no son puestas por otros, sino porque son impuestas por el mismo individuo. Y encima de esto, dichas ataduras solo pueden ser rotas por el propio individuo, nadie más puede tomar la decisión y actuar en consecuencia sino por la misma persona.

Ellos mismos se niegan la posibilidad de construir un mundo mejor en el cual vivir, simplemente por no querer hacer lo necesario para que el mundo que desean llegue a ser una realidad. Siempre es más fácil pensar porque algo no sucederá, que hacer todo lo posible para que suceda. Culpar a factores externos los libera de toda responsabilidad de lo que hacen o dejan de hacer, ya que ellos no son quien para lograr lo que quieren.

Todo se logra a base de la sumatoria de pequeñas acciones, la grandeza es el resultado final de dicha sumatoria.

Nadie ha logrado la grandeza, o generar grandes cambios, de una sola vez. Lo que los llevo a alcanzar los logros que obtuvieron, fue el esfuerzo diario, y el hacer todo lo posible de la mejor manera hasta lograr el objetivo que querían obtener. Y de paso, se cometieron incontables fracasos antes de llegar a un acierto.

La recompensa al final del camino, no solo será lograr el objetivo buscado. También serán todas las experiencias adquiridas en el transcurso del mismo, que nos darán herramientas aún más poderosas para enfrentar a la adversidad para salir airosos.

Nuestro éxito o fracaso esta en nuestras manos, no en las de los demás.

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