En el comunismo, el poder reside dentro de la comunidad en si con los individuos que la conforman ejerciéndolo directamente al tomar parte de las decisiones de como se maneja. Tanto el poder, como las responsabilidades, se reparten entre todos los miembros de la comunidad en la medida en que cada individuo decida ejercerlos.
Para que exista un verdadero comunismo, el desarrollo del individuo y la comunidad se debe de dar unisono. No puede haber una comunidad sana sin que los individuos que la conforman puedan ejercer su voluntad de forma libre. De igual manera, la comunidad no puede desarrollarse de manera sana sin que los individuos que la conforman trabajen para que así sea.
Dentro del comunismo, los individuos que conforman cada comunidad son quienes ejercen el poder y la autoridad para manejar a su comunidad de manera que sea mejor para los intereses colectivos. La libre asociación de los individuos es la norma, siempre con la mira en mejorar a la comunidad en la cual viven. Cada individuo es libre de participar de la manera que le sea más conveniente en los asuntos comunitarios, y que su voz sea escuchada para que su opinión sea tomada en cuenta para la toma de decisiones.
Los derechos del individuo están en directa proporción con su compromiso con la comunidad. Y lo que la comunidad puede pedirle a cada individuo, esta en proporción con lo que le puede dar a cambio de sus servicios.
Para el comunismo, el individuo como la comunidad se encuentran en el mismo nivel. Uno no puede existir sin el otro, por lo tanto es necesario mantener un balance para que ambos logren desarrollarse de la mejor manera posible. Lo que el individuo reciba de la comunidad, debe ser aquello que le dio a la misma.
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