Para generar grandes cambios, en muchos casos la suma de pequeñas acciones pueden dar como resultado que se den estos grandes cambios.
Muchas cosas que se dan para mal, son el resultado de las cosas que dejamos de hacer por pequeñas que parezcan. Al que miles de personas no hagan pequeñas cosas, esto se multiplica para que el resultado sea mucho mayor al que uno se podría imaginar.
Llego la hora de hacer las cosas que tenemos que hacer para mejorar nuestra situación porque es lo que hay que hacer, sin que alguien más lo haga o nos estén viendo. La recompensa principal no debe ser externa, sino el estar cocientes de que todas las acciones que tomemos tengan un efecto positivo tanto en lo personal como en lo colectivo.
Seamos el ejemplo a seguir de lo que queremos ver en nuestras comunidades, y de como queremos que otra gente se comporte. De esta manera, cuando pidas que haya un cambio en las personas alrededor tuyo, tu mismo serás el mejor ejemplo del beneficio del cambio.
Para influir en otras personas, las acciones son el mejor método para crear conciencia de como la nueva forma de hacer las cosas es mejor que el actual. Las palabras solo sirven para llamar la atención a aquello que hay que cambiar, pero el actuar de manera coherente es lo que se necesita para que la nueva manera de actuar quede fijada en la mente de aquellos sobre quienes aspiramos a influenciar.
Al final del día, el cambio que buscas en lo personal solo puede ser logrado por ti mismo. El que no actúes para llegar al objetivo que tienes en mente solo te perjudica a ti mismo, ya que nadie más tiene el mismo interés en lograrlo.
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