¿Reforma o reconstrucción?...

Tal vez en lugar de tratar de reformar el sistema político y económico actual, deberíamos pensar en reconstruirlo desde los cimientos.

En la forma actual, tratar de reformar el sistema desde dentro es una tarea que se antoja poco práctica. Los cotos de poder actuales están demasiado atrincherados en sus posiciones, y quienes tienen la obligación de escuchar la voz del pueblo están hacen oídos sordos a los reclamos sociales.

El sistema actual no es uno que promueva la participación ciudadana en una forma en la cual el cambio pueda venir por este camino. Hay demasiadas trabas, y la participación directa en las tomas de decisión por parte de la ciudadanía es prácticamente nula.

Las agrupaciones civiles en la mayoría de los casos son usadas por políticos, o otros intereses, para promover sus propios intereses. Lo que provoca una mayor desconfianza en el sistema actual. Para crearlas se requieren muchos pasos que la gente común no entiende, o el proceso es largo y tedioso.

Esto no alienta a que dichas agrupaciones sean un reflejo fiel de lo que esta pasando en la sociedad en un momento dado. Se prestan fácilmente a ser secuestradas para usos para los cuales no fueron pensadas de manera relativamente sencilla.

Por eso tenemos que reconstruir el sistema para que realmente vuelva a ser la representación de lo que la gente quiere. Mucho del descontento actual se debe a que el sistema actual esta pudiendo dar las soluciones adecuadas en el momento adecuado. Por eso la gente que se ve afectada busca soluciones fuera del marco legal, ya que este no le da la certeza de que si quiera sus problemas serán escuchados.

Si quienes están obligados a actual según nuestro mandato no lo hacen, es hora de actuar por nuestra cuenta.